lunes, 23 de mayo de 2011

" Bilbao es lo nuestro "

Zorionak Alkate Jaunak

Un renacentista en la Alcaldía de Bilbao

IBON ARESO, AMIGO Y COMPAÑERO DE CORPORACIÓN, RETRATA A UN POLÍTICO CULTO, LIBERAL Y RIGUROSO
Conoci a Iñaki Azkuna hace ya más de veinte años. Entonces yo era viceconsejero de Ordenación Territorial y él director general de Osakidetza, aunque tenía el mismo rango que un viceconsejero. Asistíamos a las mismas reuniones. En aquella época, y también posteriormente, cuando fue pasando por diferentes cargos en el Gobierno vasco, me sorprendía los artículos que escribía en los periódicos sobre los temas más diversos, en la mayoría de las ocasiones nada relacionados con su profesión. Ya entonces me parecía un hombre muy renacentista. Además escribe con gracejo, de hecho le gusta escribir, y eso llamó siempre mi curiosidad. Con los años he tenido la oportunidad de conocerle mejor y comprobar que es un hombre muy culto.

Por eso es un buen comunicador, tanto en discursos importantes -que generalmente suelen tener un gran contenido ético y político- como en los temas más cotidianos, en los que tiene una gran facilidad para llegar a todos sus convecinos. Se suele decir que se le entiende muy bien, utilizando un lenguaje popular. Es espontáneo y tanto riñe a un vecino por pisar un jardín como se arranca a cantar unas bilbainadas.
Ese carácter ilustrado hace también de Azkuna un hombre, a veces, intransigente. Sobre todo porque es poco amigo de la demagogia y la frivolidad intelectual. Le aburre la reiteración y eso le hace tener malos prontos, aunque se arrepiente enseguida. No es nada rencoroso, ni tampoco le cuesta pedir disculpas.
Su talante es abierto y liberal, poco sectario, pero intransigente con la violencia y la falta de respeto a los principios democráticos. Ese talante abierto le pone al servicio en su empeño en ser alcalde de todos los bilbainos, los que son de su cuerda y los que no lo son, algo que todo el mundo le reconoce.
En el plano cotidiano es irónico, con cierta retranca incluso, pero sobre todo honrado, persigue la transparencia en la gestión, sensato y con un gran sentido común. Diría que a veces peca de exceso de sinceridad, quizás sin mucho tacto. Cuidadoso y responsable en el plano económico, administra con mucho rigor el dinero de todos los bilbainos. Sin embargo, es un hombre generoso con lo suyo, nada tacaño.
Yo suelo decir que es impuntual a la puntualidad. Lleva su reloj adelantado un cuarto de hora, de manera que siempre llega puntual a sus citas lo que para él es un respeto a los demás, aunque eso signifique que en más de una ocasión el contrario tenga sensación de impuntual, al minuto cero.
Entre sus aficiones es de todos conocida su pasión por la música. Sin ninguna duda, la cultura es lo que más le emociona. Como aquellos hombres del siglo XV, Azkuna goza ante una obra de arte, además de ser un gran melómano aficionado a la ópera y a la música clásica.
Hombre de gustos sencillos disfruta con un arroz con chirlas, tomando unos txakolis con los amigos y dando unos paseos por los rincones más clásicos de Bilbao. Aunque tiene buenos amigos, yo diría que sufre la soledad del poder, sobre todo porque la responsabilidad de las decisiones que debe tomar cada día le hacen ser muy riguroso. Es un gran político en el mejor sentido de la palabra, es decir, con vocación de servir y mejorar la vida de sus conciudadanos, pero que ha accedido a la vida pública desde el ejercicio de su profesión de médico, a la que ha dedicado muchos años de su vida, tanto en el ámbito asistencial como docente. No suele darse el caso, pero si en alguna ocasión en el Ayuntamiento alguien se ha puesto enfermo no ha dudado en atenderle.
Lo que Azkuna no ha permitido nunca es que nadie se inmiscuya en su vida privada. Yo mismo sé que vive con su mujer y su hijo, ni siquiera estoy seguro de si su hijo se ha podido independizar, pero poco más. A él no le gusta hablar de su familia. En alguna ocasión ha dicho que es un acuerdo al que llegó con su mujer cuando entró en la vida pública, que ambos respetan de forma rigurosa y que nunca lo han roto.
Viajero por necesidad por sus cargos, y también por la enfermedad ha tenido que hacer más de un viaje. Lo que sí es de todos conocido es su querencia por París y Roma, adonde se escapa cuando puede.
Religioso aunque no en exceso, al menos en lo que se refiere a ser practicante. Como yo, tampoco es un forofo del fútbol. Sí le gusta el Athletic, pero hasta ahí. Por encima de todo, Iñaki Azkuna es un apasionado de Bilbao, ciudad que ama y disfruta.
Alcalde de Bilbao

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