martes, 16 de marzo de 2010

" Un 12 de Marzo "



Carta de Jon Uriarte a los Tesalonicenses.

Más de una vez y en circunstancias parecidas me han pedido que ponga voz a un texto que casi nadie escucha y aun menos entiende. De hecho, puedo recitar de memoria la “Carta de San Pablo a los corintios”. Pero no han durado mucho esos matrimonios, así que no me parece lo adecuado para hoy. Además, no veo por aquí a ningún corintio y la única carta que esperan los presentes es la del menú del banquete. Por lo que voy a leer unas líneas que teclee hace unas noches pero que comenzaron a escribirse hace veinticuatro años.
Sería otoño o quizá invierno. Llovía en Bilbao, así que podía ser primavera o verano. De lo que no tengo duda, es que era viernes. Lo recuerdo, porque la tarde arrancó con el equipo titular de la cuadrilla y, para cuando sucedió lo que hoy vengo a contar, no quedaban ni los suplentes. Serían las 2 de la mañana. Lo recuerdo porque Busto y Lacios prometían amor eterno a las farolas, Urrutia organizaba cenas con desconocidos, Mágico partidos de fútbol en Deusto y Rafa estaba sacando a la perra. Y éramos muy jóvenes. Lo recuerdo porque Astoreka se puso lentillas y Fernando todavía tenía dos pelos. Eran en definitiva, los años 80.
Pudo ser en el Harrys de Venecia, el Estudio 54 de New York o en el Red Horse de Londres. Pero fue en el Ziri. Aunque en esto hay debate. El protagonista afirma que fue en el Oker y la protagonista no logra ajustar la ubicación. Hablábamos de alta política. Que si esa quiere algo pero paso, que si qué bueno lo de Huey Lewis & the news, que si nos han dado garrafonazo porque diez ginkases no es beber…el caso es que en ello estábamos cuando entro ella. Y entonces, vi los ojos de Moko brillar. Pero no hablo de ese brillar de “vamos para casa que voy en reserva”. Sino de un brillar nunca visto. Y eso que ambos nos enamoramos de muchas, ajenas o compartidas, a lo largo de aquellos años. Hablo de otra cosa. Aquello, era diferente.
Entonces me presentó a Eva. Y ante el incómodo silencio, y sin salida de emergencia a la vista, no se me ocurrió otra cosa que jugar a ser oráculo. “Vosotros no lo sabéis pero vais a acabar juntos” les dije. Eva abrió sus ojos, miró a Aitor divertida y se fue con un adiós que sonó a hasta luego. Moko casi me mata o casi me besa. Es lo que tiene saberse un enamorado al descubierto y no encontrar madriguera cercana. Pasaron los años y cambiaron los bares. Pero más de una vez fui testigo de otros saludos fugaces. Instantes en los que se decían todo sin decir nada. Porque es sabido que, los que se quieren, siempre son los últimos en darse cuenta.
Ha pasado casi un cuarto de siglo. 24 años más el IVA. Y de ellos, que se sepa, la mitad con estos dos como pareja. Y van ahora y deciden casarse. A algunos nos parece prematuro. Huele a penalti. Meditado sí, pero penalti. Otros no se lo creían y por eso han venido. Por eso estamos todos. Los que somos y, de alguna manera, los que se fueron pero siguen estando. Juntos de nuevo. Incluso Rafa que ya no saca a la perra. Para veros siendo uno, por fin. Aunque para nosotros, en el fondo, siempre estuvisteis juntos.
Lo mejor del asunto es que os casáis a una edad en la que lo suyo es divorciarse. En tiempos de crisis montáis una fiesta. Os casáis en un salón árabe en pleno conflicto oriente occidente. Y celebráis el banquete donde estuvo el gobierno vasco de Aguirre cuando tenemos Lehendakari socialista. Con un par. Eva y Aitor, menudo par.
A ti, Eva, te conocemos de instantes pero te conocemos de siempre. Si elegiste a Aitor es que eres buena persona y colaboras con “onegés” y causas perdidas. Pero puedes ir tranquila. Dice la leyenda que Aitor es sinónimo de “noble” o “buen hijo”. Y añade que Aitor fue el patriarca que tuvo siete hijos que luego fueron pueblo nuestro. Hay quien va más allá y dice que Aitor fue Adán y que Adán fue vasco. Habrá quien se escandalice o se ría de ello. No así Eva, al menos nuestra Eva. Tú, siempre tuviste claro que tu Adán se llamaría Aitor y que Bilbao sería vuestro paraíso. Un paraíso, eso sí, en el que en vez de diablo hay un coche del ayuntamiento con una cámara que patrulla y pone multas. Pero esa es otra historia. Y hoy toca hablar de la vuestra. Aunque, en realidad, lo de Eva y Aitor es de leyenda. Dentro de otros 24 años podremos decir que vimos ganar al Athletic ligas y copas, que Bilbao fue gris y distópico antes del Giggenheim, pero que siempre fue hermoso. Y que Eva y Aitor se casaron un 12 de Marzo. Habrá quien no nos crea. Pero nosotros sabremos que todo eso fue verdad. Y que, tras revisar la moviola, no fue de penalti.

Para todos los que no entendieron y escucharon atentamente esta preciosa carta, debido a las prisas y ciática del Ilmo Sr Alcalde de la Noble Villa de Bilbao Inaki Azcuna
Firma. Duque de Uriarte y Marques de Pozas y Garcia Rivero

No hay comentarios:

Publicar un comentario