jueves, 25 de marzo de 2010

"LA LEYENDA DEL ROBLE"




En un antiguo condado
de estirpe prosaica y noble
vive un pueblo acojonado
por la Leyenda del Roble.

Afincado entre jarales
de altas torres derruidas
ve cenecer los días
entre los vastos nogales
de hojas secas y sobrías.

Y como nido de cuervos
entre peñascos acervos
de caídos torreones,
se alza un castillo protervo
de mil pares de cojones.

Era el amo del castillo,
por vida y gracia disoluta
un gachó de horca y cuchillo,
mala leche, bruto y pillo,
un verdadero hijo de puta

Se llamaba Vergabundo
de Apalanca a Punta Pala
y era el cabrón tan fecundo
que, cuando se encandilaba,
daba por el culo a todo el mundo.

Cortejaba una doncella,
de carnes duras y prietas,
una gachí cojonuda
de exuberantes tetas.

Esta moza era sin faja
asombro de medio mundo
y en su honor Don Vergabundo
se hizo más de una paja.

Caminando con sus huestes
por los caminos de Olmedo,
vió cerca de una fuente
como la niña inocente
se estaba metiendo el dedo.

Al verla Don Vergabundo,
quedose un instante fijo,
más de pronto, en un segundo,
y enarbolando su pijo
arrastrola hasta un roble
y abriéndole los muslazos,
la sacudió tres polvazos.

La doncella, aunque cachonda,
resistiose como pudo
¿Otra ronda? - gritó el Conde -
y hasta la dió por el culo.

La muchacha cayó muerta.
No se sabe a ciencia cierta
qué fue lo que la mató,
si la embriaguez de la dicha
o los tres quince de picha
que el conde la regaló.

Y aquí termina la historia de
Vergabundo, el conde noble
que jamás enemigos tuvo
pues usó siempre la picha por lanza
y los huevos por escudo.

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